Recordemos que el estrés laboral es un estado de tensión física y psicológica causada por el desequilibrio que se produce entre las demandas del trabajo (factores externos) y la capacidad de respuesta del trabajador (factores internos). Cuando un trabajador/a se enfrenta a estas situaciones de forma continua y prolongada en el tiempo, comienza a manifestar la siguiente sintomatología:

• Agotamiento emocional
  Se tiene la sensación de no poder ofrecer más de uno mismo y se “anula” la capacidad de entrega.

• Despersonalización y pérdida de compromiso
  Se desarrollan actitudes negativas hacia el trabajo y los compañeros.
• Baja realización personal y profesional (insatisfacción)
  Autoevaluación negativa sobre las capacidades para realizar el trabajo, que traduce en una reducción de la autorrealización personal.

Los estudios describen cinco fases o etapas en el desarrollo de este síndrome:

1. Fase inicial: entusiasmo ante un nuevo puesto de trabajo
2. Fase de estancamiento: no se cumplen las expectativas profesionales y se dan situaciones de desequilibrio entre las demandas y los recursos (estrés)
3. Fase de frustración: Se produce la desmoralización del trabajador (se dan problemas emocionales)
4. Fase de apatía: Se dan cambios en las actitudes, como conductas cínicas (mecanismo de defensa)
5. Fase de quemado: colapso emocional y cognitivo, con consecuencias para la salud.

Es importante valorar y reconocer el trabajo que realizan día a día los trabajadores para que sientan que su trabajo tiene sentido, así como prestar atención a la organización y distribución de las tareas (especialmente cuando incluyen trato con clientes o pacientes).