La reacción alérgica al polen es una de las más frecuentes y se caracteriza por una sintomatología que afecta a los ojos, la mariz y los pulmones.

Los agentes que producen este tipo de enfermedades se denominan alérgenos. El sisrema inmunitario del alérgico reconoce estas sustancias como extrañas y peligrosas, desencadenando mecanismos de defensa que se manifiestan con diversos síntomas.

La piel y las vías respiratorias son los dos órganos que son mayor frecuencia sufren reacciones alérgicas, siendo la sensibilidad al polen de las plantas la más común.

¿Cómo se pueden reducir sus efectos?

1. Mantener las ventanas cerradas por la noche para que el polen no entre en casa, Si es necesario, poner el aire acondicionado que limpia, enfría y seca el aire.

2. Ducharse y cambiarse de ropa al llegara a casa.

3. Minimizar la actividad a primera hora de la mañana, pues generalmente el polen se emite entre las 5:00 y las 10:00 h.

4. Mantener las ventanas del coche cerradas al viajar.

5. Utilizar gafas de sol para proteger los ojos del polen.

6. Procurar permanecer en interiores cuando el recuento de pólenes sea alto.

7. Irse de vacaciones durante el período de mayor intensidad de la temporada de alergia a una zona con menos polen, como la playa.

8. Tomar únicamente los medicamentos recetados por el médico, de forma regular y en la dosis recomendada.

9. No cortar el césped ni ponerse cerca cuando esté recién cortado; el corte del césped agita el polen.

10. No poner ropa a secar al aire libre; el polen puede acumularse en ella.

11. Consultar los niveles de polen en www.seaic.org, o a través de aplicaciones móviles avaladas por este organismo.