El acoso sexual es mucho más frecuente de lo que pensamos ,  produciendo daños físicos y psicológicos en las víctimas a veces irreversibles.
Se produce cuando a raíz de una relación interpersonal de superioridad física o jerárquica, esta ejerce un acecho constante sobre la persona acosada .
El acoso puede manifestarse de forma física,  invadiendo tu espacio y tus límites a través de tocamientos , besos , masajes..., de forma verbal a través de comentarios o insinuaciones constantes o de manera conductual, con mensajes, invitaciones, preguntas íntimas...
Cómo en todo, hay diferentes grados de acoso, puede ser leve, grave y puede llegar a ser muy grave.
Las personas acosadas pueden sufrir consecuencias muy peligrosas: desde una sensación de intimidación, inquietud, hasta la aceptación del acoso e incluso la realización de actos sexuales por miedo a las consecuencias. 
Son frecuentes los sentimientos de culpa, vergüenza, humillación, miedo...e incluso pueden tener también consecuencias físicas como insomnio, dolores físicos, ansiedad, estrés, disminución del sistema inmune y enfermedad.

El acoso sexual puede llegar a ser muy perjudicial tanto para la persona que es acosada como para su entorno, a veces es muy complicado detectarlo, otras veces se hace una bola tan grande que se hace cada vez más difícil, pero hay que salir de ahí.

El acoso sexual es invisible en muchas ocasiones y esto genera que las víctimas piensen que no van a ser escuchadas, creídas y comprendidas por lo que se hace muy complicado denunciarlo pero hay que hacerlo y hay que saber que no estás solo, hay muchas personas que pueden ayudarte tanto personal como profesionalmente.
Es muy importante contárselo a alguien de mucha confianza y pedir ayuda tanto legal como psicológicamente, también hay organizaciones muy especializadas o grupos a los que se puede acudir para que te presten la ayuda que necesitas para poder afrontarlo.